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Mostrando entradas de 2019

IRELIA, LA DANZA DE LAS CUCHILLAS

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Hubo un tiempo en el que danzaba solo para mí. Ahora danzo por las Tierras Primigenias Irelia, maestra de la danza de las cuchillas, lideró una resistencia contra la invasión noxiana en Jonia. Aunque la guerra acabó con su victoria, ahora se enfrenta a la división de su tierra. UN NOMBRE MANCHADO —¡Yo creía en ti, Danza de las Cuchillas! —dijo el hombre en un grito ahogado, con los labios ensangrentados—. Nos enseñaste el camino… Irelia mantuvo la compostura. Miró al devoto de la hermandad arrodillado en el barro. Lo acababa de atravesar una y otra vez con sus cuchillas. —Podríamos haber sido poderosos... Juntos como un solo pueblo... —Ese no es el camino del espíritu —contestó ella.— Si eso es lo que crees, te equivocas. El hombre había ido a la aldea esperando el momento perfecto para llevar a cabo su plan. Pero era torpe y penoso. Irelia había danzado a su alrededor con facilidad. Estaba decidido a matarla. Lo peor es que él no era el primero. Ahora las cuch

SYNDRA, LA SOBERANA OSCURA

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El poder pertenece a aquellos que pueden esgrimirlo Syndra, furiosa y resentida por la traición que le cometieron, y recientemente liberada de la prisión del espíritu de Jonia que la mantenía encerrada, busca vengarse y saciar su poder a toda costa. Cuando era una niña pequeña en Navori, Syndra se distraía fácilmente. Solía quedarse ensimismada con la mágica belleza de un estanque eclipsado en la sombra o con el rastro que dejaban los azucarabajos cuando subían por la pared. Cada vez que se dejaba sin hacer las tareas del hogar, su madre la reñía con severidad por su falta de concentración. Syndra siempre se llevaba la culpa, hasta cuando la leche se agriaba o cuando a la familia le sucedía cualquier otro percance. Evard, su hermano mayor, era quien más se ensañaba con ella. Syndra solía huir a su escondite favorito: el sauce fantasma, un árbol sagrado para la gente de su aldea. Allí pasaba horas sola susurrándole al árbol para hallar consuelo. Una calurosa tarde, Evard

AKALI, LA ASESINA SILENCIOSA

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Si pareces peligroso, más te vale serlo Akali, una ac ólito de la orden Kinkou, recorre un camino ella sola con el fin de proteger a su pueblo de las atrocidades de la guerra. SALIR DE WEH’LE —Ay... ¡Eh! ¡Bo'lii! —grito—. Te has pasado cortando, ¿no crees? Despego la cabeza de la esterilla de mimbre en la que estoy tumbada y la giro para mirar fijamente al vastaya arrodillado encima de mí. Puedo sentir la sangre recorriéndome la espalda. —¿Por qué no tienes un poco más de cuidado? —añado. Bo'lii retira de mi hombro el qua'lo y el mulee, las herramientas de tatuador parecidas a un martillo y un cincel talladas en hueso de serpiente. Algunos utilizan otros animales o metal, pero los huesos de serpiente tienen la porosidad precisa para darle a la tinta la fina línea que un maestro como Bo'lii requiere para trazar sus obras. Vuelve a gotear sangre del mulee y se desliza por mi espalda. Él sonríe, la seca con un trozo de tela vieja y sacude la cabeza

AHRI, LA MUJER ZORRO DE NUEVE COLAS

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Las emociones humanas pueden ser más volátiles incluso que la magia más profunda Ahri es una vastaya conectada de forma innata al poder latente de Runaterra, y es capaz de convertir la magia en orbes de energía pura. Disfruta jugando con su presa, manipulando sus emociones antes de devorar su esencia de vida. A pesar de su naturaleza depredadora, Ahri posee cierto sentido de la empatía, ya que recibe recuerdos de cada alma que consume. UN INTERCAMBIO JUSTO El mercado olía a incienso quemado y col podrida. Ahri se envolvió con su capa, cubriendo sus nueve colas, y jugueteó con sus amuletos gemelos de piedra solar para distraerse del hedor. Los hacía rodar entre sus dedos y los juntaba de un chasquido. Ambos tenían la forma de una llama abrasadora, pero habían sido tallados de tal modo que sus bordes más afilados encajaban entre sí, formando un orbe perfecto. Hasta donde alcanzaba su memoria, siempre había llevado las dos piedras doradas consigo, aunque no conocía

JHIN, EL VIRTUOSO

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El arte requiere cierta... crueldad Khada  Jhin , un meticuloso criminal psicópata que entiende el asesinato como arte, ha sembrado el caos en la región de Jonia. Una vez encerrado, fue liberado para ser usado como una herramienta de terror ,  aunque... ¿es el futuro que tiene pensado tener Jhin ? . EL HOMBRE CON EL BASTÓN DE ACERO Uno. El arma en sus manos era una herramienta simple, pero forjada a la perfección. Letras de oro relucían engastadas en el verde metal ennegrecido. Era la firma del herrero: un detalle que revelaba el orgullo y la confianza de su creador. No era un arma piltovana, uno de esos trastos llamativos que intentaban funcionar con la minúscula cantidad de magia disponible en esa tierra. Esta arma había sido fabricada por un maestro artesano. La magia latía en su corazón de bronce jonio. Limpió la culata del arma por cuarta vez. No podía estar seguro hasta haberla limpiado cuatro veces. No importaba que no la hubiera usado. No importaba q